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¿Gasoducto Sur Andino a foja cero?



La ola de corruptelas de Odebrecht que está recorriendo toda Latinoamérica ha puesto en riesgo uno de los proyectos más importantes para el desarrollo de los departamentos del Sur: el Gasoducto Sur Andino.
Tras el comunicado del Consorcio Gasoducto SurPeruano S.A sobre su imposibilidad de lograr el financiamiento que les faltaba para solventar la construcción del proyecto y vencido el plazo para este compromiso empresarial, el Ejecutivo ordenó se ejecute la penalidad de US$ 262 millones al consorcio por incumplimiento de contrato. Con este dinero se continuaría con la ejecución del gasoducto, a decir de PPK, mientras PROINVERSIÓN elaborará las bases para una nueva licitación.
Hasta el momento no hay una versión oficial sobre la revisión de los costos del proyecto, pues pasó de un primer presupuesto estimado de US$ 1.450 millones con Kuntur (que después se elevaría a más de US$ 5 mil  millones) a US$ 7.328 millones con el Consorcio Gasoducto Sur. Este presupuesto fue cuestionado sistemáticamente por varios expertos en energía durante años sin una respuesta certera del otro lado. Ahora, a la luz de las coimas confesas de Odebrecht en diferentes proyectos, debe ser una obligación de los funcionarios del Estado evaluar sus costos reales, antes de convocar a un nuevo concurso. No basta con la inclusión de la famosa clausula anticorrupción dentro del contrato, en aras de la transparencia es necesario exigir la revisión técnica del proyecto.
En la nueva etapa del proyecto, al descartar el proyecto de Kuntur, se anunció la modificación del proyecto originalpara incluir un polo petroquímico de etano en el sur, a ser instalado en Moquegua o en Arequipa. Esto se convirtió en la ‘carnecita’ del gasoducto para todo el sur; sin embargo, durante el gobierno de Ollanta Humala, se desechó este esquema en el proyecto, previa ‘mecida’ a las autoridades regionales y colectivos civiles, y se decidió orientarlo principalmente a la generación de energía.
Tanto el presidente Pedro Pablo Kuczynski, como el ministro de Energía y Minas, Gonzalo Tamayo Flores, se han comprometido a sacar adelante el proyecto, pero sobre la revisión de los costos y la petroquímica no han dicho nada. Por el momento la única certeza que se tiene es que los usuarios de la energía eléctrica de todo el país dejarán de pagar el subsidio de este proyecto en sus recibos de luz y que comenzarán a llegar las cisternas para abastecer la llamada ‘red virtual’ de gas; partirán de Pampa Melchorita (entre las ciudades de Cañete y Chincha) a una planta ubicada en Arequipa para iniciar su distribución a precios económicos.
Como vemos, son muchos los motivos para poner el proyecto a foja cero, pues hay una necesidad de replantear el esquema del GSA, pues con el diseño de Odebrecht lo que está asegurado es su uso para la generación de energía eléctrica, pero no para abastecer de gas a la industria y a la población de forma masiva, menos para aprovechar el etano en la industria petroquímica. Desde el nacimiento del proyecto, las voces contrarias al mismo señalaban que en el sur no había demanda, que para qué se hacía, y esto parece que fue calando al momento de definir el diseño final del GSP.
Así las cosas, sería el momento de reactivar la Mancomunidad de la Macro Región Sur, que los gobernadores se pongan la camiseta por el Sur y reclamen por la incierta petroquímica, a menos que el famoso Plan Sur de PPK les haya quitado el ímpetu de lucha.

desco Opina - Regional / 27 de enero de 2017
Programa Regional Sur

El terremoto Odebrecht



Mientras el proceso sobre la corrupción de Odebrecht sigue su (lento) curso, algunos analistas se esfuerzan por dar cuenta de la real dimensión de lo que ha sucedido. Las repercusiones del ‘terremoto’ se medirán en los daños que ocasiona, la pregunta es ¿a quiénes debería dañar? A diferencia de un desastre de origen natural, los afectados deberían ser quienes realmente se lo merecen; ni un solo inocente debería sufrir. Una parte de la ciudadanía reclama que haya fracturas en la institucionalidad paralela y corrupta que se montó entre Estado y empresa privada desde hace décadas. La pregunta es ¿podremos reconstruir algo mejor para nosotros?
Vale la pena mirar a nuestra historia reciente. Algunos intuyen que se trata de un cisma que no se veía desde el 2000 cuando cayó Fujimori. Lo que siguió fue el régimen de transición de Paniagua y después de ello todos y cada uno de los presidentes de la República aparece involucrado en el escándalo del momento. El mensaje parece ser que la democracia que siguió al periodo autoritario de Fujimori es tan corrupta (o más, para los fanáticos naranjas de ayer y hoy) que lo que representó y escenificó Montesinos cuando jugaba a poner fajos de billetes uno sobre otro para comprar votos, diarios, conciencias y todo lo que esté a la venta.
No obstante, las diferencias entre entonces y ahora saltan a la vista. No olvidemos que esta vez los indicios condenatorios han venido desde Estados Unidos, desde afuera, y eso es lo que nos llevó a mirar con detenimiento los vínculos peruanos con Lava Jato. Marcelo Odebrecht fue encarcelado en 2015 y por esas fechas se empezó a indagar tímidamente sobre las relaciones entre personajes como Zaida Sisson con el gobierno de García, pero también con el de Ollanta Humala.
Por otro lado, y asociado a lo anterior, pareciera que lo que ocurra o deje de ocurrir (¿cuántas otras figuras a lo Facundo Chinguel caerán antes que se pueda vincular a García directamente?) será algo que pase en las ‘alturas’ del poder. Sin embargo, para matizar esta afirmación, el estallido de indignación popular que inauguró el 2017, el de los peajes en Puente Piedra, también tiene que ver con el escándalo puesto que la inversión de empresas brasileras estuvo involucrada en procesos de concesión de vías en Lima. Eso no hace corrupta a Susana Villarán, por cierto, y directamente, tampoco a Luis Castañeda, al menos no se puede demostrar todavía. Lo que llama la atención de este último es su capacidad para decir que “tiene las manos atadas” para desatárselas después sin empacho cuando ve que cae en las encuestas. Lo que queda es que la corrupción infiltró todo el sistema.
Se ha escrito que las consecuencias traerán mayor desconfianza en el sistema democrático, haciendo que las condiciones estén dadas para un caudillo populista. Algo de cierto puede haber en ello, sin embargo, puede que sea una relación en el espejo distorsionado de lo que significa la asunción en el cargo de Trump. Pero ¿el auge de un populista es algo nuevo en un país que ha estado al borde de ser gobernado por Keiko Fujimori dos veces? Para los ‘liberales’ peruanos un populista es otra cosa, aun cuando la máscara demócrata de Keiko se siga descascarando cada día. Y no solo el sistema democrático se vería afectado. Martín Pérez, presidente de Confiep, declaró que “Odebrecht ya fregó al Perú”, aludiendo a la desconfianza que el caso traería sobre el supuestamente puro empresariado peruano.
Desde el Congreso, mucho ruido y poca sustancia, como casi siempre. Cuando los fujimoristas defienden al líder suelen aludir a los juicios sobre derechos humanos pero no a los de corrupción. Probablemente algunos ni siquiera sepan que se declaró culpable rápidamente para evitar que desfilen los muchos testigos que había en su contra. Hoy, destaca que es la bancada naranja la única que se opone a que los Noventa entren en investigación, pese a que es el periodo en el que Odebrecht hizo más obras.
¿Cómo llegamos a esto? Carlos Iván Degregori (1945 – 2011) desde el 2000 empezó a interpretar, lo que desde entonces forma parte de la memoria alternativa, de resistencia frente al intento de ‘lavado de cerebro’ del fujimorismo. Degregori, que se refiere a los Noventa como “la década de la antipolítica”, nos recuerda que una de las estrategias conscientes de Fujimori y Montesinos fue el envilecimiento cotidiano porque “nadie es un monstruo si lo somos todos”. El escándalo Odebrecht, presenta el sueño de los actuales fujimoristas en el poder para limpiar la imagen de su partido, de su líder y de la hija del líder. El autor recuerda la asombrosa impunidad con la que operó Montesinos, tras salir a la luz pública: cuando era descubierto, presionaba más, era más temerario y más desembozado, todo con anuencia de Palacio.
Entonces, como ahora, la ausencia de frenos institucionales hace que, aparentemente, todo valga. Tras la década de la antipolítica vino década y media de vacío, de política de baja densidad; hasta el actual Presidente, sin una visión de futuro convincente más allá de los puntos de PBI que se pueden ganar o perder en el mediano plazo. En ese sentido, pone su futuro (y el nuestro) en manos de la inversión privada. José Luis Guasch, antiguo funcionario del Banco Mundial, no se muestra sorprendido por la corrupción. Según él “las APP, el contexto en el cual las asociaciones público-privadas (APP) se han desarrollado (en el Perú y muchos otros países) propiciaba las oportunidades para prácticas corruptas”. Los empresarios de bien deberían hacer serias autrocríticas en vez de seguir albergando fantasías conspirativas.
Degregori también se equivocó. Él pensaba que el terremoto que arrasó el régimen de Fujimori significaría la desaparición paulatina del fujimorismo. No pudo concebir que frente a él, los actores políticos de la actualidad se mostrarían a la vez tan cínicos, como la Keiko que lanza mensajes consternados de teleprompter pidiendo sanciones, como febles para luchar en serio contra la corrupción. Era inconcebible que a la debilidad del régimen corrupto de los Noventa volvamos al esquema de ‘business as usual’. Los intentos del gobierno son claramente insuficientes, aunque bienintencionados y eso no va a alcanzar para llegar al 2021 sintiendo que hemos aprendido de nuestras desgracias.

desco Opina / 20 de enero de 2017

Turismo regional ¿Y tú qué planes?



El 4 de diciembre pasado la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la designación del 2017 como el «Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo». Previo a ese contexto, durante la ceremonia por el día mundial del Turismo en setiembre del año pasado, el Presidente de la República, señaló que se debe «presentar al Perú como un destino turístico, cultural y ambiental importante», y en otras entrevistas mencionó que la meta en sus cinco años de gobierno sería duplicar el turismo en base a una estrategia integral generando ingresos hasta por US$ 5 mil millones.
Según cifras oficiales, de enero a septiembre de 2016, llegaron al Perú 2 786 054 turistas internacionales, lo que representa un incremento de poco más del 7 por ciento comparado con el periodo similar en 2015; es decir, 202 716 turistas adicionales. A diferencia de otras regiones del país como Cuzco, Puno o Arequipa que tienen paquetes turísticos muy promocionados y reconocidos en el extranjero, la macro región centro (Junín, Pasco y Huancavelica) tiene serias deficiencias para implementar una propuesta de desarrollo de turismo receptivo; sus cifras indican una mínima –o nula– participación regional en este crecimiento. Esto no quiere decir que en el centro no existan potencialidades culturales o paisajísticas que puedan ser convertidas en ofertas turísticas que merezcan ser promocionadas en el extranjero, pero debemos reconocer que nuestra infraestructura actual (accesibilidad y puesta en valor de los atractivos), así como la realidad de nuestra planta turística (calidad de servicio) se convierte en una debilidad que no podrá ser superada en el corto plazo. Así las cosas, queda por lo menos aplicar una buena estrategia para fomentar un crecimiento del turismo interno hacia el centro del país, responsabilidad que, como se señala en el PENTUR al 2025, debe ser compartida entre el sector público y el privado.   
Los gobiernos regionales en su compromiso de generar empleo deberían liderar los procesos de posicionamiento de sus atractivos turísticos; sin embargo, según reportes oficiales al 2015 sólo le han asignado el 0.3% de sus presupuestos al tema, lo cual evidencia el distanciamiento entre las pretensiones del Gobierno Central y las preocupaciones de los gobiernos subnacionales por convertir al turismo en un verdadero motor de desarrollo económico regional. Hacer un calendario de festividades locales y un listado de atractivos, así como contratar a personal entusiasta pero sin la formación técnica adecuada no es suficiente para promover el turismo. No todas las regiones del centro cuentan con planes de desarrollo turístico y es de suponer que sin asignación presupuestal, éstos son simples documentos sin futuro conocido y no un instrumento para el desarrollo. 
El turismo interno hacia destinos del centro del país tiene un buen posicionamiento, por su cercanía a Lima y su bajo costo. Desde la capital de la República es Junín quien lidera la receptividad del turismo, esto sin duda obedece a que es la puerta de ingreso a toda la oferta turística de la macro región centro. Huancayo recibe a los turistas interesados en la zona andina, y Chanchamayo a los visitantes interesados en la selva central. Sin embargo, a pesar de este posicionamiento la tasa media anual de crecimiento del turismo en Junín entre 1992 y 2014 fue del -0,01%, lo que claramente señala que existe un pobre aprovechamiento de su ubicación estratégica. En el caso de Huancavelica esta región ni siquiera figura en las cifras de PromPerú y cuando se requiere de información de la oferta regional tanto en atractivos como en planta turística, los datos son tan escuetos que ni siquiera motiva a los propios lugareños.
En el caso de Pasco, la receptividad turística se concentra en Oxapampa dejando de lado a los atractivos andinos de esta región como el Bosque de Piedras de Huayllay. A pesar de que este crecimiento se debe al empuje de una sola provincia, la tasa media anual de crecimiento del turismo interno histórico de Pasco es de 2,62%, superando ampliamente a Junín y Huancavelica. Junín tiene una oferta turística variada que genera muchos empleos y un aporte importante al PBI regional, sin embargo, tener atractivos diversos no es suficiente para salir del virtual estancamiento en que se encuentra. Por su parte, en Pasco el mérito por posicionar ese destino es un esfuerzo de los empresarios de la provincia de Oxapampa y en menor medida de sus gobiernos locales, que independientemente de sus limitaciones financieras se esfuerzan por abordar el tema.  
Recientemente el MINCETUR ha lanzado el programa Turismo Emprende, y ahora los emprendedores se muestran interesados en elaborar sus planes de negocios. Cabe señalar sin embargo, que estas propuestas deben articularse a los planes de desarrollo y a las estrategias regionales para que el Programa cumpla con los objetivos propuestos. Adicionalmente, deben ser acompañadas por los gobiernos locales porque de lo contrario será una buena iniciativa que en el corto plazo resultará intrascendente.

desco Opina - Regional / 13 de enero de 2017
Programa Regional Centro