martes

Apurímac: Quién gana jugando al desgobierno; un drama en varios actos

El departamento de Apurímac fue creado por los intereses del sistema de hacienda asentado fundamentalmente en los valles del Mariño y Pachachaca. Está constituido por poblaciones históricamente distintas y hasta enemigas, no existen espacios de continuidad geoeconómica, ni mucho menos vínculos culturales e idiomáticos entre las actuales provincias de Andahuaylas y Chincheros con el resto del departamento. Esta situación fue corroborada en el referendo convocado durante el proceso de regionalización del primer gobierno Aprista; en esa ocasión, 99% de los chincherinos y 97% de andahuaylinos decidieron pertenecer a la Región Libertadores-Huari muy a pesar de la ofensiva de la Región Inca, que ofrecía compartir los beneficios del gas de Camisea cuya capacidad de producción se discute en estos días. El principal criterio manifestado por los votantes de aquella consulta, era que por fin se presentaba la ocasión para desatar el nudo centralista que ejercía la capital del departamento de Apurímac.

Lamentablemente, la ceguera fujimontesinista tapió los caminos andados al destruir el proceso de regionalización creando los denominados CTAR con sede en las antiguas capitales departamentales, que a la postre fueron la base de las burocracias heredadas por los actuales gobiernos regionales. Es obvio que la gestión de los actuales presidentes se ve perjudicada por la incapacidad de sus respectivas burocracias para encargarse eficientemente de los recursos; sin embargo, en el caso de Apurímac, esta situación se agrava hasta el claro boicot.

Y a propósito de esta situación, ¿a qué juegan los medios? En esta última semana hemos asistido a un verdadero vendaval de informaciones tendenciosas y manipuladoras. “Paro indefinido contra la gestión del Presidente Regional”. “Vacan al Presidente Regional por favorecer a su provincia natal y juramentan al Vicepresidente”. Lo que no dicen es que la burocracia abanquina se opone a la construcción del hospital Hugo Pesce, presupuestado desde hace dos años atrás por el gobierno central y cuya ejecución fue encargada al gobierno regional. Lo que no se dice, es que nadie en el departamento se opuso cuando se construyó un estadio en la ciudad de Abancay. No se dice que la anterior Presidenta de la Región Apurímac fue expulsada luego de una gresca con muertos incluidos, por haber permitido el asfaltado de un tramo de la carretera Talavera-Andahuaylas. Lo que tampoco se dice, es que es muy difícil de asimilar luego de más de cien años de mamadera centralista, tener que soltar la leche de los intereses subalternos. No se dice que efectivamente el Presidente no estaba ni en el gobierno regional –controlado por los destetados– ni en su casa, porque esta había sido destruida y apedreada. No se dice que algunos fiscales se prestaron para testificar ausencia; ¿se dice acaso que esos mismos fiscales están más preocupados por las facultades de derecho que dirigen en su tierra natal y porque las universidades de las que son dueños, tendrán menos afluencia con el desarrollo de las provincias por cientos de años perjudicadas por el centralismo de tierra adentro?

¿Les preocupa acaso a estos abogados por propio interés, la verdadera madre de los tomates? ¿Saben estos patriotas del sistema de hacienda, cuánto de regalías debiera tener la región, participaron acaso en los planes estratégicos regionales y en los presupuestos participativos?, ¿sabrán que el sistema de hacienda y de yanaconas que abusaba de sus propios abuelos ya no existe más? ¿Han meditado acaso? ¿Les parece similar esta historia a lo acontecido en Honduras?

A ello, se suma lo que acontece en Fuerabambas. Mientras en estos días se discute quién se queda con la gallina de los huevos de oro, el oro y otras montañas de minerales desperdigados en miles de vetas y venas abiertas en la región-departamento Apurímac, se negocian en otras mesas que no son precisamente las de la concertación. Nuevos fantasmas vuelven a recorrer las provincias apurimeñas nombrando y descombrando fantoches autoritarios, ofreciendo literalmente el oro y el moro a los animales de carga (léase lúmpenes a sueldo). Inversión y trabajo se ofrecen por doquier anticipándose a la consulta que se desarrollará en 12 meses más y cuyos resultados debieran respetarse si queremos construir democracia y descentralización. En los próximos meses y desde ahora (porque las paralizaciones de Abancay por el supuesto recorte presupuestal y la respuesta de Chincheros y Andahuaylas con otra serie de paros y movilizaciones «contra el centralismo y la prepotencia» tienen como marco el próximo proceso electoral, pulseando, como dicen los muchachos con cayetano). En este contexto, los oídos apurimeños vuelven a tintinear con miles de soles contantes y sonantes, pero también las retinas apurimeñas, en especial las de Cotabambas, miran con temor el lejano oriente hacia el cual trasladarán sus almas, porque según el plan de extracción de la Empresa Minera Xtrata Cooper, el meollo y los alrededores de la comunidad campesina de Fuerabamba serán convertidos en taludes de tierra y lavaderos de mineral.

El traslado forzado de una comunidad es todo un reto si consideramos las recomendaciones de las propias Naciones Unidas, que salvando las distancias, claro está, recomienda para las poblaciones de refugiados: la incorporación de procesos sociales, culturales, históricos y lingüísticos que protejan a estas poblaciones de la inminente anomia. Recordemos que la comunidad de Fuerabamba, deberá ser trasladada hacia otra región (Provincias altas del Cusco) involucrándose así este contingente poblacional en otro ámbito geoeconómico y cultural. Insistimos, las poblaciones que por fuerza mayor deben ser trasladadas a otro ámbito territorial, deben llevar consigo sus relaciones sociales, su lengua, su cultura, sus organizaciones y hasta sus cantinas con borrachos incluidos.

Sin embargo, ¿será este el problema de fondo? O ¿estamos buscando a la madre del cordero en el pueblo de los fantasmas? ¿No será el trasporte de mineral el tema que debiera involucrar a todos los apurimeños? ¿el mineral será transportado en ducto minero, con el consiguiente deterioro medioambiental ocasionado por las fajas transportadoras que funcionan con energía hidráulica?, o ¿requerimos de la construcción de vías carrozables que soporten alto tonelaje para la carga minera? o tal vez ¿debamos construir un sistema ferroviario que enlazándose o no al ferrocarril Cusco-Arequipa pueda transportar mineral, así como otros productos entre esas y otras regiones, y sobre todo personas que irán y vendrán con su negocio y relaciones a cuestas? Estos y otros temas ¿han sido discutidos en el Plan de Desarrollo Regional?, ¿el asunto del traslado de las poblaciones involucró a los comuneros de Fuerabamba? ¿Es decir, se les consultó, se les explicó?; ¿el Plan de Inversión minera está contemplado en el Plan Estratégico de las Provincias de Grau y Cotabambas?, ¿están enlazados los planes o se superponen? Estas y otras interrogantes circulan en la región, circunstancia que es aprovechada por algunas autoridades acostumbradas al centralismo provinciano (también existe por si acaso) donde las capitales departamentales –verdaderos asientos de la burocracia estatal– han hecho de las suyas construyendo edificios nefastos y barcos de cemento convertidos en estadio deportivo.

desco Opina - Regional / 20 de noviembre de 2009
Programa Sierra Centro
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viernes

Buenos negocios

Sacando un bien de un mal, lo positivo de las encuestas sobre la valoración de la democracia –como las realizadas por Latinobarómetro– es que el profundo desafecto que tenemos los peruanos hacia nuestro sistema político, ya no intenta explicarse por causas profundas, léase tradiciones autoritarias, ausencia de cultura ciudadana y otras fórmulas por el estilo. Los peruanos consideramos a nuestros gobiernos como ajenos y extraños porque estamos convencidos que sólo velan por los intereses de los más poderosos. Punto.

Sin embargo, de buenas a primeras, pareciera que esto no se condice con lo que diariamente nos ofrecen los medios de comunicación. El empeño de nuestros políticos se agota en eludir los escandaletes de barrio y conductas de barra brava que impactan en el centro mismo de su idoneidad para ejercer el cargo «encomendado por la Nación». En cualquiera de los casos, robar agua de la casa de al lado, tener conexiones clandestinas de energía eléctrica o matar de un balazo al perro del vecino, no estará asociado a ninguna iniciativa que beneficie a la población, pero, al parecer, tampoco a los ricos del país.

Sin embargo, la inocuidad de estos lamentables espectáculos es sólo aparente. Sirve para generalizar la percepción de que la política «es así» y no hay remedio que valga. A renglón seguido, los que realmente hacen política –aquellos que nadie eligió ni aparecen en las encuestas sobre el poder en el Perú– pueden guarecerse del control ciudadano y operar en la sombra con un file de negocios privados entre manos. Obvio, conducirse de esta manera tiene un enorme costo institucional: la arraigada desconfianza hacia los operadores estatales. Sin embargo, se asume nomás porque cuando las cosas se revelen –si es que llega el momento– una sentencia por corrupción –si es que se materializa– es un riesgo que merece correrse. El interés público, entonces, queda a merced de los apetitos privados.

Pero, el cántaro está tan lleno que no cesa de derramar agua. Así, el telón que cubría las redes de influencia de universidades siempre sospechosas de influencia montesinista, apenas se abre y ya da indicios de lo que puede haber adentro. También surgen las primeras preguntas sobre la venida de una misión de asesores de seguridad israelíes. Dicen que para hacer un diagnóstico y dar recomendaciones para actuar en el VRAE; esta respuesta, a su vez, lo único que motiva es a más preguntas.

Para empezar, ya sabemos que no se trata de una misión clásica, es decir, conformada por soldados del ejército del país mencionado. Son funcionarios que pertenecen a una empresa privada que, lógicamente, no ven las cosas desde la perspectiva del Perú, sino como oportunidad para generarse mayores utilidades. De otro lado, el pago de sus servicios no sólo es altísimo, sino que además, se desconoce la explicación oficial de la suma acordada.

Es decir, uno de los problemas fundamentales del país –el VRAE– ante el cual el actual gobierno ha dado muestra de su inoperancia con varios «planes de desarrollo» fracasados en las espaldas, se intenta «resolver» privatizando la intervención en esa zona, con toda la opacidad a la que se nos tiene ya acostumbrados. Esto se agrava cuando tomamos en cuenta que estas misiones militares privadas israelíes no son novedad en la región Andina, lo que, a su vez, debe asociarse con el rápido aumento de los gastos militares que el presidente de la República intenta amainar con la promoción de un pacto anti armamentista, que no deja de tener visos de ingenuidad.

Entonces, cuando el ciudadano no sabe lo que pasa y los gobernantes no tienen ninguna voluntad para esclarecer lo que rodea las decisiones tomadas, las sospechas cunden de manera casi natural. De esta forma es imposible consolidar la democracia, dirán algunos. Lo cierto es que poco importa, cuando se privilegia el negocio privado sobre los asuntos públicos, aún cuando este último sea de trascendencia suma, como es el caso del VRAE.

desco Opina / 13 de noviembre 2009
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Café con aroma a cambio climático

Según los especialistas, el Perú es el tercer país a nivel mundial con mayor fragilidad ante el cambio climático global. Esta aseveración que hace algunos años era considerada por muchos como una predicción alarmista, en la actualidad ya se está haciendo notoria por los evidentes estragos en las diferentes regiones del país afectando especialmente la producción agrícola.

En el caso de la selva central los efectos se perciben en todos los campos de la producción agropecuaria, al haberse afectado la ganadería por la disminución de áreas de pastizales, se ha alterado el proceso de desarrollo de las especies forestales y la producción apícola por el retardo de la floración natural. Los cambios climáticos han originado variación en las etapas de desarrollo del cultivo del café, principal producto del cual depende la economía de las familias de la región; aunque este fenómeno no ha sido originado por la responsabilidad directa de los agricultores cafetaleros, el impacto será más grave a medida que transcurra el tiempo. Hasta hace cinco años atrás, el cronograma evolutivo del cultivo de café era marcado, actualmente existe un cambio significativo en la periodicidad e intensidad de las lluvias trayendo como consecuencia el retraso y la disminución de la floración del cafeto, lo que se traduce en granos más pequeños y de baja calidad. Los cambios intempestivos de temperatura provocan la caída de los granos aún sin haber completado el proceso de maduración. Además, estos cambios están generando un ambiente favorable para la proliferación de plagas y enfermedades más resistentes. La fauna local también se ve perturbada debido al retraso en la producción de semillas de los árboles nativos; por ello, es notoria una reducción significativa tanto en número como en variedad de aves y mamíferos afectándose la dieta de las comunidades nativas.

El Ministerio de Agricultura, las autoridades y funcionarios del gobierno central encargadas de promover la producción agropecuaria están adoptando medidas para proteger la producción agrícola de la costa tecnificada principalmente; pero en el caso de la selva central poco o nada han hecho para desarrollar investigaciones, monitorear los cambios y los efectos en la producción, que permitan que todos los actores involucrados en el desarrollo agrario puedan contar con los conocimiento adecuados para adoptar las previsiones necesarias. El riesgo es que en la medida que el cultivo de café, por causa de las alteraciones climáticas deje de ofrecer utilidades, la selva central necesariamente se verá obligada a una reconversión productiva o al abandono paulatino de las parcelas por parte de los caficultores en desmedro del café, producto bandera peruano. Los directivos de las organizaciones de productores, así como los pequeños caficultores, manifiestan su preocupación porque esta situación no les permite confiar en que sus estimaciones productivas puedan concretarse, lo que les genera indecisiones sobre el retorno de sus inversiones y el posible incumplimiento de sus compromisos con el mercado.

Las declaraciones del Ministro del Ambiente; que pretende buscar el «lado amable» del problema promoviendo los beneficios económicos para nuestro país por la venta de servicios ambientales, se alejan de la realidad del pequeño productor que con menor manejo de información y conocimiento técnico, parcelas de escasa dimensión y limitada o nula capacidad de inversión, no tendrá posibilidades de acceder a esas oportunidades de negocio. Estos posibles beneficios económicos producto de servicios ambientales sólo podrán ser alcanzados por los grandes inversionistas que tienen acceso al conocimiento técnico y la capacidad de invertir a largo plazo acumulando progresivamente la posesión de grandes extensiones de tierra. ¿Es que acaso esta propuesta de venta de servicios ambientales apunta a favorecer la privatización de la Amazonía peruana? ¿Existe alguna decisión política de hacerse de la «vista gorda» con la problemática que enfrenta la caficultura de la selva central privilegiando así a los grandes intereses económicos que quieren libertad para poner sus manos en los recursos amazónicos?

Si no se aplican políticas de Estado que permitan tomar medidas urgentes en el breve plazo, los impactos del cambio climático tendrán un mayor costo en nuestra agricultura amazónica, especialmente en el café, haciéndose irreparables los daños ocasionados a la economía del pequeño caficultor local. Así, nuestro principal producto bandera no tendrá ningún «mástil» en donde flamear y se favorecerán las condiciones para la incursión de los cultivos de coca, opción ilegal, pero posible ante tanta indiferencia.


desco Opina - Regional / 6 de noviembre de 2009
Programa Selva Central
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martes

El fetichismo del «Perú avanza»

El Perú necesita dejar de lado la miopía en la evaluación de resultados de su progreso económico y social. Por un lado tenemos al gobierno de turno y a sus defensores, que plantean una mirada triunfalista y obsesiva de los indicadores del crecimiento económico, la posición de inversión, las exportaciones mineras, la reducción de la pobreza y la fortaleza monetaria. “El Perú avanza” es su slogan mediático. Mientras que de otro lado, encontramos un conjunto de opiniones críticas, más amplias y globales, que muestran que en el caso peruano, el tren del desarrollo nos está dejando muy atrás, debido a que el crecimiento que ha experimentado el país, carece de calidad. Todas ellas, seguramente descalificadas bajo el manto piadoso del perro del hortelano.

Las nuevas lecturas internacionales que circulan, alimentando esas opiniones, se ubican en un contexto animado por un conjunto relativamente significativo de reformas institucionales globales, surgidas en el marco de la actual crisis económica internacional. Ello se debe a que la desigualdad, hasta antes de la crisis, aumentó tanto en el mundo, de manera tal que la sola mirada centrada en el indicador del crecimiento del PBI, que era predominante, hizo que las políticas públicas de desarrollo de las naciones ya no tengan como objetivo el bienestar de sus ciudadanos. Se generó pues un fetichismo extremo en el contenido informativo del PBI sobre los niveles de vida de una población, cuando éste indicador solamente recoge el dinamismo del mercado agregado y no del bienestar de las familias propiamente dicho. Así lo expresa el informe de la Comisión Internacional para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social, elaborado por Joseph E. Stiglitz, Amartya Sen y JP. Fitoussi. Este trabajo que fuera solicitado por el presidente francés Sarkozy, ya fue concluido y sus resultados definitivos fueron entregados a mediados del mes pasado.

A ellos, se suman los resultados que aparecen en dos informes recientes, demoledores ambos del supuesto progreso de nuestro país. El primero es el Latinobarómetro 2008, mientras el segundo es el Informe de Competitividad Global 2009-2010, preparado por el World Economic Forum (WEF). En el primer caso, es dramático observar que el Perú sigue liderando la tabla de los países de la región que piensan que su democracia funciona peor (40%). Somos, asimismo, la segunda nación, luego de República Dominicana, cuya población opina mayoritariamente que el país está gobernado por unos cuantos grupos poderosos en su propio beneficio (88%). Adicionalmente, dicho informe reporta que el Perú es el país de América Latina con la menor evaluación positiva de su gobierno (14%), sólo un 15% confía en él, apenas un 25% cree que los que conducen el curso del país harán las cosas correctamente y únicamente un 15% considera que hay igualdad ante la ley.

En el segundo caso, el informe del WEF revela que de los 120 indicadores de competitividad global analizados, sólo 25 pueden ser considerados una ventaja competitiva para el Perú, estando éstos centrados básicamente en la estabilidad macroeconómica, el clima favorable para la competencia de capitales extranjeros, la eficiencia del mercado financiero, y la cobertura del sistema educativo. El mismo informe revela que el país ocupa los últimos lugares en el ranking mundial de los factores de no competitividad, en indicadores clave como la capacidad de innovación (puesto 109 de 133 países contemplados), la institucionalidad (96 de 133), la infraestructura (97 de 133) y la calidad de la educación (131 de 133)!!.
Entonces, ¿de qué clase de avance estamos hablando? Todo indica que el nuestro, en el mejor de los casos, no tiene sólidos fundamentos sociales. Sólo explota materias primas para pintar de azul las cuentas macroeconómicas, pero no puede responder a las necesidades y demandas básicas de vastos sectores de la población. En otras palabras, quienes se alegran lo hacen por los resultados y los beneficios de un modelo de desarrollo excluyente e incapaz de integrar a todos los ciudadanos del país. Así, todo parece indicar que el Perú Avanza, apenas para algunos.

desco Opina / 30 de octubre 2009
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